domingo, 27 de julio de 2014


MARGUERITE DURAS: ESCRIBIR


1) Al escribir Marguerite Duras apologiza una palabra que utiliza a la manera de un operador lógico. Dicha palabra utilizada de una manera descriptiva es el estado psíquico que se procura para poder escribir y hacer surgir de su propio vacío: soledad.

2) La soledad y el tiempo propio se conjuntan en una condición subjetiva donde no existen las interrupciones. Condición necesaria indispensable, nos dice, para escribir.

3) En esas condiciones es posible darle a la palabra ''soledad'' su condición de significante, es decir un operador que no abrocha un significado concreto, ni en su adjetivación ni es su posibilidad de nombre propio.

4) M Duras nos dice que escribe en esa casa donde vive su aislamiento, pero ''en la habitación de arriba'' existe ''una mayor'' soledad que en la habitación ''de abajo'' junto al jardín y por eso pasa la mayor parte del tiempo ''arriba''. En dicho desdoblamiento de mayor soledad ''arriba'' se revela la condición subjetiva propicia para escribir, que ella describe como una condición espiritual, para la cual el alcoholismo no es un impedimento. Su estado psíquico es propicio para escribir a pesar del alcoholismo.

5) El desdoblamiento de la soledad opera en relación al jardín, a la habitación de abajo y a la de arriba, la cocina, la cama incluso, el alcoholismo y la ausencia de su hijo.

6) De la entrevista con Pierre Dumayet:

Pierre Dumayet:
¿En qué estado se encontraba cuando empezó a escribir este libro? (Lov V Stein)

Marguerite Duras:
Había estado muy enferma y hacía mucho que no escribía.

P.D.:¿Enferma de qué?

M.D.: Sobre todo, por no beber nada de alcohol. Mi enfermedad estaba relacionada con eso, y era la primera vez que escribía sin nada de alcohol.

"Lo que no he dicho es que todas las mujeres de mis libros, sea cual sea su edad,
derivan de Lol V. Stein".

- '' Permanencia del luto que he llevado toda mi vida por no ser Lol V. Stein.
'' Por tener que concebir el tema y escribirlo, decirlo, sin haberlo vivido nunca.''

martes, 20 de mayo de 2014


Jorge Baños Orellana y ''La Novela de Lacan'' Edit El cuenco de Plata

El primer cambio de ''paradigma'' de Lacan operado desde la neuropsiquiatría.


La biografía que ofrece Jorge Baños Orellana nos muestra el proceso de una transformación cuidadosamente detallada en sus circunstancias y su época, sus vicisitudes y sus implicaciones subjetivas. Para entenderlo hay que considerar que que una posición ante planteamientos teóricos instituidos por una tradición reconocida, no deja exento al ser del sujeto, en tanto que supone una realidad compartida con otros que es una de las características con las que Kuhn define al paradigma: supone el elemento del consenso al interior del gremio que lo comparte, lo utiliza, lo propaga, lo reproduce, lo recrea, lo discute ante y entre otros colegas, y lo defiende ante los opositores y las amenazas exteriores. 

Esta exterioridad al ámbito donde Lacan ejerce como psiquiatra en cierto momento sería ni más ni menos la que provenía de Viena, es decir del extranjero Freud.

Así que lo propio y lo ajeno, lo interior y lo exterior, lo extranjero y lo que no es extranjero se conjugaba con la práctica específica del diagnóstico diferencial, el tratamiento derivado del mismo y la validación y puesta a prueba de los planteamientos del SAM, es decir el muy socorrido argumento a la organicidad proporcionado por el síndrome del automatismo mental que promovía el genio de la Salpretiere de esos días que era Clerambault.

Años después la interpretación de un sueño -evocado en La Novela- ilustra cómo, durante su seminario, Lacan, se ocupa de este tema, en el sueño fundamental de la Inyección de Irma, al señalar que Freud vive la amenaza de quedar fuera, excluido, y aislado, y que habría sido ''el último y mayor obstáculo superado por Freud'' antes de atreverse a pensar de otra manera y a escribir la interpretación de los Sueños. Palabras que desde luego tienen un sentido fundamental para el propio Lacan.

Así, esos otros del paradigma y del consenso, entre quienes se encuentran los maestros, los ''alter ego'', los discípulos y los practicantes, y los colegas competidores, conforman parte de ese tejido que circunvala la generación de cambio de paradigma. Se entiende así cómo el ''desgarramiento subjetivo'' subyace a este proceso, pues la ruptura es también con esos otros, con el consenso del gremio empoderado, con la autoridad que valida y reconoce, que promueve o delimita.

La ''ruptura epistemológica'', que tiene connotaciones diversas en la concepción de Bachelard, es también con y ante quienes sostienen el consenso, y la autoridad normativa y sus relaciones de validación conceptual, y reconocimiento subjetivo, cuya sustentación se pone en entredicho cuando, en la situación específica de Lacan, el modelo organicista y el síndrome de automatismo mental, dejan de ser los ejes rectores de una práctica y un pensamiento. Tanto Freud como Lacan lo vivieron, cada uno conforme a las circunstancias y dispositivos de sus respectivas prácticas.

El joven y prometedor psiquiatra vive sus años de juventud totalmente ajeno a los planteamientos freudianos, apegado como lo estaba a Clerambault y a Georges Heuyer. Estaban de por medio el prestigio y el narcisismo de saberse heredero de la gran tradición psiquiátrica francesa, en el contexto psiquiátrico de la préfecture policial donde el diagnóstico diferencial tenía importantes repercusiones jurídicas y donde los vectores nosológicos y su articulación diagnóstica y etiológica de los padecimientos psiquiátricos, tendrían que demostrar su causalidad orgánica asociada.

Baños Orellana plantea incluso que Lacan buscó en cierto momento, el ''pradinazgo'' de Heuyer, quien encabezaba la cruzada antifreudiana de ese momento.

Así, el cambio operado para escribir la tesis doctoral exigía, ¿como podría no hacerlo?, una transformación subjetiva. Eso fue lo que ocurrió para que en 1932 una tesis doctoral fuera posible, cuando Lacan deja de sustentar los planteamientos organicistas, con Clerambault y Heuyer y el argumento articulador del síndrome del automatismo mental.






lunes, 6 de enero de 2014


Cómo no llegar a viejo


De las maneras posibles para no llegar  a viejo tenemos la de recibir en la cabeza una maseta con cristales que ha sido dejada caer desde una altura conveniente por un niño que ha deseado dicha muerte planeada cuidadosamente. Cuando la maseta cae y acierta en el blanco de manera correcta, los cristales filosos entran toditos al cerebro y se incrustan uno a uno, en las fisuras que tiene en todas partes hasta el punto de lograr una masa sangrienta de apariencia relativamente estética, tomando en cuenta que lo planeado se ha logrado de una manera casi perfecta y la persona de usted ha sido eliminada por el menor de edad con todo derecho a fantasear tal desaparición como recurso posible para mantenerse en un estado vigoroso de salud mental y creatividad como lo hacía por cierto con su saco prodigioso Henry Michaux. Realice usted los ejercicios de variación que se le ocurran, ponga en ese lugar el cerebro del jefe, o al candidato de su partido favorito, al vecino próximo, o si prefiere, en un sentido clásico del concepto edípico, a su padre. Después permanezca siendo usted mismo, tomando en consideración las ventajas y desventajas de llegar a viejo.